Premio Nobel

“Tengo un día. Si lo sé aprovechar, tengo un tesoro”.

¿Qué es el Premio Nobel?

El Premio Nobel es un galardón anual que entrega La Fundación Nobel, de Estocolmo, Suecia, a las personas que hayan contribuido con sus investigaciones y trabajo al mejoramiento y desarrollo de la humanidad. La instauración del Premio Nobel, quizás el más prestigioso de los galardones existentes, se constituyó por expresa voluntad del filántropo sueco Alfred B. Nobel.

Químico, ingeniero, exitoso industrial e inventor de la dinamita, Nobel llegó a sentirse culpable por sus descubrimientos bélicos por lo que, antes de su muerte, dejó establecido en su testamento, firmado en París el 27 de noviembre de 1895, que cada año se premiara a los representantes más notables en las siguientes disciplinas: Física, Química, Literatura, Medicina y la Paz.

En 1969 se agregó el de Economía.

En 1901, en la antigua Real Academia de Música de Estocolmo se realizó la ceremonia inaugural de los Premios Nobel. Desde entonces, cada 10 de diciembre los premios se entregan en la capital sueca. La velada del Nobel de la Paz se realiza en Oslo, Noruega.

El premio nobel de literatura

«Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América para honrarla en uno de los muchos trabajadores de su cultura» (Palabras pronunciadas por Gabriela Mistral cuando recibió el Premio Nobel).

Gabriela Mistral recibió muchos reconocimientos a lo largo de su vida. Su precoz poesía había sido galardonada en 1914 con el máximo premio de los Juegos Florales. También recibió premios por parte de instituciones y gobernantes. El 15 de septiembre de1925 fue declarada «Hija Predilecta de Vicuña», su ciudad natal. Y en 1951 obtuvo el mayor galardón en Chile para un literato: el Premio Nacional de Literatura.

Sin embargo, el reconocimiento más relevante por su alcance mundial fue el Premio Nobel de Literatura, el que le fue conferido en 1945 luego de una campaña internacional que la respaldaba desde la década de 1930. Nunca antes el galardón había sido otorgado a una persona latinoamericana y solo cuatro mujeres lo habían conseguido antes en la historia. Posteriormente, otro chileno, Pablo Neruda, recibiría el Premio Nobel de Literatura.

Durante los años de la Segunda Guerra Mundial la Academia Sueca no entregó el Premio Nobel de Literatura ni el Premio a la Paz. En 1945, una vez extinto el régimen nazi y culminada la ocupación de Noruega, el ambiente pareció más propicio para reanudar la entrega de la distinción. Tras conocer la noticia y mientras recibía las felicitaciones, Gabriela Mistral explicaba que este logro se debía a que la Academia había optado por una tercera vía ante la disyuntiva entre Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes. Ambos escritores fallecerían sin recibir el Nobel.

Recibió finalmente el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo, el 10 de diciembre de 1945. La Academia ponderó su lirismo inspirado por un vigoroso sentimiento que alzó a la poeta como un símbolo del idealismo del mundo latinoamericano.

Hjalmar Gullberg, secretario de la Academia Sueca, en su discurso de entrega del premio expresó con gran maestría que «Gabriela Mistral proyectó su amor maternal sobre los niños a los cuales instruía. Para ellos había escrito sus sencillas canciones y esas rondas reunidas en Madrid en 1924 bajo el título de Ternura. Contrastando con la patética emoción de Desolación, Tala expresa la calma cósmica que envuelve a la tierra sudamericana, cuyo aroma llega hasta nosotros. Henos aquí de nuevo en el huerto de la infancia, de nuevo los íntimos diálogos con la naturaleza y las cosas… Señora Gabriela Mistral: habéis hecho un viaje demasiado largo para un discurso tan corto… Para rendir homenaje a la rica literatura iberoamericana es que hoy nos dirigimos muy especialmente a su reina, la poetisa de Desolación, que se ha convertido en la grande cantadora de la misericordia y la maternidad».

Gabriela Mistral prolongó su estadía en Suecia por un mes. En 1949 inició una gira por Estados Unidos para recibir una serie de homenajes producto de su Nobel de Literatura. En 1950, en la Biblioteca del Congreso, Washington, realizó un recital cuyo registro sonoro aún se conservan.

Discurso de Gabriela Mistral ante la academia sueca al recibir el premio nobel de literatura

10 de diciembre de 1945

Tengo la honra de saludar a sus Altezas Reales los Príncipes Herederos, a los Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático, a los componentes de la Academia Sueca y a la Fundación Nóbel, a las eminentes personalidades del Gobierno y de la Sociedad aquí presentes:

Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nóbel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del Continente Americano tan poco y tan mal conocido.

Hija de la Democracia chilena, me conmueve tener delante de mí a uno de los representantes de la tradición democrática de Suecia, cuya originalidad consiste en rejuvenecerse constantemente por las creaciones sociales valerosas. La operación admirable de expurgar una tradición de materiales muertos conservándole íntegro el núcleo de las viejas virtudes, la aceptación del presente y la anticipación del futuro que se llama Suecia, son una honra europea y significan para el continente Americano un ejemplo magistral.

Hija de un pueblo nuevo, saludo a Suecia en sus pioneros espirituales por quienes fue ayudada más de una vez. Hago memoria de sus hombres de ciencia, enriquecedores del cuerpo y del alma nacionales. Recuerdo la legión de profesores y maestros que muestran al extranjero sus escuelas sencillamente ejemplares y miro con leal amor hacia los otros miembros del pueblo sueco: campesinos, artesanos y obreros.

Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folklore y su poesía milenarias.

Dios guarde intacta a la Nación ejemplar su herencia y sus creaciones, su hazaña de conservar los imponderables del pasado y de cruzar el presente con la confianza de las razas marítimas, vencedoras de todo.
Mi Patria, representada aquí por nuestro culto Ministro Gajardo, respeta y ama a Suecia y yo he sido invitada aquí con el fin de agradecer la gracia especial que le ha sido dispensada. Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras.